Santiago Moreno: Flamenco, vida y trayectoria artística

El guitarrista Santiago Moreno comparte su pasión por el flamenco, la escritura, la enseñanza y las experiencias de vida, fusionando cultura, historia y relatos personales.

ARTE, CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

a close up of a person playing a guitar
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El arte de vivir y crear desde Jerez: Conversaciones con Santiago Moreno

La vida y obra de Santiago Moreno, guitarrista de Jerez de la Frontera, es un testimonio vibrante de cómo la identidad, la cultura y la curiosidad pueden entrelazarse para formar una existencia rica en matices. En una conversación íntima, Santiago comparte sus recuerdos, reflexiones y pasiones, revelando el pulso de una ciudad y una tradición que lo han marcado profundamente. Este artículo explora su trayectoria, sus pensamientos sobre el flamenco, la enseñanza, la escritura, la cocina, los viajes y la importancia de la curiosidad y la comunidad.

Raíces y orgullo de Jerez

Santiago Moreno se define, ante todo, como jerezano. El orgullo por su tierra es palpable en cada palabra, en cada recuerdo de infancia y en cada anécdota familiar. Jerez de la Frontera no es solo su lugar de nacimiento, sino el epicentro de su identidad artística y personal.

La casa como Babel flamenca

Desde pequeño, Santiago vivió en una casa que era punto de encuentro para artistas y aficionados al flamenco. Su hermana bailaba, su padre tocaba la guitarra, y por el salón pasaban figuras como Newelita Gómez, Diego Vargas y José María Tordía. La guitarra, siempre presente en el sofá, fue su primer contacto con la música. Recuerda con cariño cómo Alfredo Lago le enseñó una escala a los siete años, y cómo esas primeras lecciones se convirtieron en un ritual sentimental que hoy transmite a sus propios alumnos.

Aprendizaje y maestros

Aunque sus profesores formales fueron Carbonero y Balado, Santiago destaca la importancia de la experimentación y el aprendizaje informal. Guitarristas como Pascual de Lorca, Domingo Rubishi, Antonio Guero y Fernando Moreno pasaron por su vida, cada uno dejando una huella. Los discos de Paco de Lucía, Triana, El Niño de Pura y Manolo Franco eran tesoros que llegaban en cumpleaños y Navidades, alimentando su pasión y curiosidad.

El flamenco como sello y búsqueda

El flamenco de Jerez tiene un sello propio, un "rajo" que los alumnos de todo el mundo buscan. Santiago lo describe como una sequedad en la seguiriya, un palo que lo lleva a un sitio único. La geografía, el clima y el paisaje de Jerez influyen en la forma de sentir y tocar, creando una atmósfera que es difícil de replicar en otros lugares.

Enseñanza y transmisión

Santiago ha enseñado a alumnos de Canadá, México y Estados Unidos, quienes buscan ese sonido jerezano. La enseñanza online ha abierto nuevas posibilidades, pero él prefiere el contacto humano, el "cafelito" antes de aceptar a un alumno. Para él, el flamenco no solo se enseña, se vive. Invita a sus alumnos a fiestas y encuentros, creando una comunidad donde el aprendizaje es también convivencia.

El reto de la enseñanza musical

La enseñanza de la guitarra, especialmente a niños, es un desafío en la era de la hiperactividad y la tecnología. Santiago defiende la importancia de que los niños aprendan a tocar un instrumento, aunque sea solo media hora al día, como una forma de encontrar calma y concentración. La prisa, advierte, es enemiga del aprendizaje profundo: "La prisa mata", recuerda de un consejo flamenco.

Escritura y poesía: la búsqueda constante

Además de músico, Santiago es escritor. Ha publicado artículos, columnas y libros, como "Itaka", su primer libro poético, que nació de la necesidad de poner en orden amores antiguos y vivencias inconclusas. La escritura, para él, es una búsqueda constante, una forma de comunicarse y de poner en palabras lo que la música a veces no puede expresar.

El ejercicio de escribir

Santiago ha escrito para "La Voz del Sur" y otros diarios, abordando temas como la memoria histórica y la vivencia de género en sus obras de teatro. La escritura le hace feliz, y considera que la literatura y el flamenco están profundamente unidos. Cita a Moreno Galván y Lorca como ejemplos de cómo la poesía ha enriquecido el cante flamenco, y reivindica la importancia de contar historias propias, ya sean familiares o sociales.

Infancia, cocina y curiosidad

La infancia de Santiago en los años 80 fue un tiempo de libertad y aventura. Recuerda las vaquillas escapadas, las cuevas en los pinos, las bicicletas en la barca y la sensación de que todo era posible. En contraste con la sociedad actual, más encerrada, valora esa época como un espacio de descubrimiento y juego.

La cocina como refugio

La cocina es otra de sus pasiones. Aunque su madre cocinaba "regulín", Santiago aprendió a preparar sus propios platos desde pequeño. Inventó recetas, como alcachofas rebozadas con jamón y arroz, y disfruta de la creatividad culinaria. Cocinar le calma y le permite experimentar, cambiando siempre los ingredientes y sabores.

Lugares y sabores

Santiago viaja cada mes a Burdeos, donde el restaurante japonés Fufu se ha convertido en un centro emocional. El ramen, más que un plato, es una experiencia que conecta con historias y recuerdos. Para él, los lugares y los sabores están ligados a la memoria y la emoción.

Historia, deporte y animales

La historia es otra de sus grandes aficiones. Admira a personajes como Víctor Hugo, quien tenía la costumbre de escribir un poema cada día y vivió experiencias impresionantes. Santiago también practicó atletismo y fútbol en su juventud, destacando por su energía y nerviosismo.

El amor por los animales

Aunque no tiene animales en casa por responsabilidad, le fascinan los caballos y los galgos. Reconoce la dificultad de tener un galgo en la plazuela, pero valora la relación con los animales como algo especial.

Fiestas, cultura y el tiempo

Santiago prefiere las fiestas que nacen del pueblo, por su autenticidad y conexión con la cultura. La Semana Santa le atrae por su punto artístico y la devoción de las personas. Más allá de la celebración por sí misma, busca el sentido cultural y humano de las tradiciones.

El deseo de viajar en el tiempo

Si pudiera, viajaría en el tiempo para observar gestos históricos como la Revolución Francesa o el descubrimiento de América. Sin embargo, insiste en la importancia de agarrarse al presente de forma vital, porque es lo único que realmente tenemos.

Compromiso social y comunidad

Santiago y su hermana colaboran con asociaciones locales, aunque se ha apartado de las grandes organizaciones por considerarlas demasiado burocráticas. Prefiere la acción directa y el apoyo a iniciativas que realmente ayudan a la comunidad.

La independencia y la necesidad del otro

La tecnología y las redes sociales han hecho más independientes a las personas, pero también más solitarias. Santiago lamenta que la red fomente la competencia y el logro superficial, alejando a los seres humanos unos de otros. Recuerda su experiencia en Japón, donde la gente ya vivía pegada al móvil, y observa cómo esa tendencia ha transformado también el paisaje de Jerez.

Música, cine y literatura

La curiosidad de Santiago lo lleva a explorar todo tipo de música, desde flamenco clásico hasta rock y música latina. Aunque prefiere el flamenco de Agujetas, Chocolate y La Periñaca, no desprecia lo nuevo. La música clásica también ha sido parte de su vida, gracias a una colección de CDs que su hermana compró y que él recopiló en cintas de cassette.

El flamenco como experiencia trascendental

Para Santiago, el flamenco aporta un punto trascendental que otras músicas no logran. La seguiriya, en particular, es una recomendación para quienes buscan profundidad y emoción.

Cine y literatura

Prefiere las películas a las series, que rara vez termina. Durante la pandemia vio "The Crown", pero en general disfruta más del cine. La lectura ha sido una constante desde la infancia, devorando libros de colecciones baratas y clásicos como "Los Miserables", su libro favorito. También menciona "El manuscrito carmesí" y la obra de Pérez Reverte como influencias importantes.

Viajes y anécdotas

La guitarra le ha permitido viajar por pueblos y metrópolis, desde El Cairo hasta París. Santiago valora el viaje como proceso, más que el destino. Recuerda una anécdota en Bailén, donde buscaba el sitio de la batalla histórica y solo encontró un campo vacío, entendiendo que el viaje es más importante que el lugar al que se llega.

Historias y encuentros

Ha vivido acontecimientos como terremotos en Japón, volcanes en México y conflictos sociales en París. Cada experiencia le sirve para sus artículos y reflexiones. Cree que todas las personas tienen una historia que contar, y que es necesario dar voz a quienes creen que no la tienen.

Jerez: potencia y desafío

Jerez es una ciudad potente, culta y rica en vino, flamenco y caballos. Sin embargo, Santiago lamenta que la población esté un poco "aborregada" y "emblutecida", desaprovechando el potencial de la ciudad. Propone que el cambio debe venir de las personas, no de las infraestructuras.

La inquietud y el viaje interior

Cuenta la anécdota de un camarero que nunca había salido de Jerez ni visitado Sevilla, reflexionando sobre la falta de inquietud y curiosidad. Para Santiago, viajar no es solo moverse físicamente, sino también explorar espacios interiores y desconocidos.

Espacios de desconexión y contemplación

Santiago encuentra paz conduciendo, sin importar el destino. También disfruta de las azoteas, mirando al cielo y contemplando el mundo. Camina mucho por Jerez, tomando café en diferentes lugares y observando los detalles cotidianos.

El arte de no ser turista

En sus viajes, evita comportarse como turista, guardando el mapa y mezclándose con la gente local. Recuerda una anécdota en Bolonia, donde una paloma le obligó a cambiarse de camisa en la estación, y otras experiencias en París y México que le han marcado.

Reflexiones finales: la voz de los que no la tienen

Santiago concluye que todos tienen una historia, y que es necesario favorecer que la tengan y darles voz. La curiosidad, la inquietud y la apertura al otro son esenciales para una vida plena y creativa. Su testimonio es un llamado a vivir con intensidad, a buscar el presente y a compartir las historias que nos hacen humanos.

Epílogo: vivir con arte y humanidad

La conversación con Santiago Moreno es un viaje por la memoria, la cultura y la pasión. Desde Jerez, su vida es un ejemplo de cómo el arte, la curiosidad y la comunidad pueden transformar la existencia. En tiempos de prisa y desconexión, su mensaje es claro: hay que vivir con arte, humanidad y apertura, buscando siempre la historia que aún no se ha contado.

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